jueves, 11 de octubre de 2007

Gajes del Oficio


“Me quedé varado en Chapi”

Vistaprevia/ Hugo Mendoza

Por momentos perdí la esperanza pero no la fe. El uno de mayo, Día de la Mamita de Chapi, hice el gran viaje hacia el santuario que casi se convirtió en una pesadilla. Resulta que viajé para cubrir la información sobre la festividad.
Las manifestaciones religiosas en el santuario son inmensas como el mar, las lágrimas y el esfuerzo son parte del escenario.
La misa central transcurrió con normalidad, no pude estar en el lugar acondicionado para la prensa, los de seguridad no lo permitieron, a pesar de la identificación. Esa fue la primera señal de lo que vendría después.
Una vez terminada la misa, empezó la procesión, pensé que sería la oportunidad para estar cerca de la Mamita. Era la segunda vez que viajaba al santuario, soy católico desde el vientre de mi madre. Pero cuando estuve a menos de cinco metros para tocar el manto de la Virgen, otro miembro de seguridad me lo impidió.
Pasado el mediodía, no hubo tiempo para tomar desayuno, ya era hora del retorno. De Arequipa viajamos aproximadamente 20 periodistas, sólo después de la festividad pude reunirme con ellos por unos minutos.
El vehículo oficial del Arzobispado de Arequipa se encontraba a unos kilómetros del santuario, esperaba una caminata larga. Fue ahí donde ocurrió lo peor, pues en un descuido me separé del grupo de reporteros. No los volví a encontrar ni a ellos ni al vehículo, a pesar de que busqué por más de tres horas en las montañas ardientes de Polobaya.
La Virgencita de Chapi no quiso que regresara. Eso pensé, pero también me protegió porque al cabo de unas horas pude volver a Arequipa. Qué duda cabe, el periodismo es sagrado.

No hay comentarios: