Desamparados
al final de su vida
* Son 18 mil adultos mayores sin jubilación en Arequipa que sufren olvido y desamparo. No gozan del Sistema Integral de Salud, Seguro Social, tampoco del programa Juntos.
* Aún así están decididos a realizar una huelga de hambre para ser atendidos.
Vistaprevia/Hugo Mendoza CH.
Al frente de la Catedral en la Plaza de Armas está Alejandro Gallegos. Sobre sus hombros pesa medio siglo de angustias. Ojos tristes. Piel sin brillo. Boca de pocos dientes. Su perfil sintetiza la agonía. Al igual que él, 18 mil adultos mayores en Arequipa jamás pudieron gozar de jubilación.
Sin mirada, sin sueños, sin plato ni esperanza. Pueden llamarse Antonio, Jesús o Severino; ambulante, mecánico, comerciante o carpintero. Alguien les robó su tiempo. La vida se les fue de una consigna a otra.
Era medio día, después de organizarse más de un mes, los no jubilados salieron a las calles el pasado miércoles. Fueron más de mil los que participaron en la “marcha de la dignidad” como ellos la llamaron. Los cuerpos de algunos no resistieron después de dos horas de marcha por las diferentes arterias de la ciudad y hubo desvanecimientos.
En su plataforma de lucha contemplan, entre otras cosas, la exoneración del pago del Impuesto Predial del que sí gozan los jubilados.
EL INICIO DEL PROBLEMA
La población económicamente activa (PEA) en Perú es de 13 millones 500 mil. De ellos 9 millones de peruanos no acceden a ningún sistema pensionario, de esta cantidad 7 millones son trabajadores informales, mientras que un millón son trabajadores independientes, que cobran por recibo de honorarios y no por planillas, éstos últimos son los únicos a los que la ley obliga a pertenecer o a la Oficina de Normalización Provisional (ONP) o a alguna de las cuatro AFPs que operan en el país.
Sólo tres millones 900 mil personas están afiliadas a una AFP, y 600 mil al sistema nacional. Según el presidente de la Asociación Nacional de AFP, Pedro Flecha, la informalidad en las empresas es uno de los principales factores que causa que más de la mitad de la PEA no esté afiliada.
Los no jubilados, no reciben una pensión del Estado. El programa Juntos, el Seguro Integral de Salud no es para ellos. En pocas palabras, no gozan de ningún tipo de beneficio. Han trabajado toda su vida en diversas empresas, pero éstas nunca los incluyeron en sus planillas y les reconocieron sus beneficios sociales.
Su última batalla, antes de perder la guerra, la quieren realizar en las calles, pidiendo mejores condiciones. El presidente de esta Asociación de no Jubilados, Julián Paredes Huanca, sólo pide que el Estado no se olvide de ellos.
“Estamos humillados y postrados al olvido”, refiere. Recuerda además que en plena campaña política el actual alcalde de Paucarpata Justo Mayta “nos prometió que plantaríamos arbolitos para así tener algo de dinero, pero cada vez que vamos a su despacho no nos quiere atender”, sostiene.
Alejandro Gallegos, es viudo, tiene cinco hijos, no se ha jubilado, ha trabajado prolíficamente toda su vida en la chacra y en construcción. A sus 67 años, las cifras de crecimiento económico por las que atraviesa el país, no son para él. “Es insoportable, no trabajas, no comes, te enfermas no hay cómo ir al doctor, si no tienes plata tienes que curarte con hierbas”, manifiesta cuando se le quiebra la voz.
Así como Alejandro, los 18 mil no jubilados, pasan por la misma situación, algunos de ellos incluso no tienen un lugar dónde pasar la noche y tienen que descansar en las calles o parques.
El vicepresidente de su asociación, José Gonzáles, que se pasó toda la marcha gritando: “¡Ni un paso atrás, la lucha continúa!”, advirtió que si el gobierno no les ofrece el apoyo requerido harán una huelga de hambre.
Uno de los factores por el que las personas no han encontrado la jubilación es la situación de las empresas. En el país sólo existen 10 mil 900 medianas y grandes empresas que trabajan con toda formalidad, 25 mil son MYPE formales, 15 mil 900 informales, pero lo peor es que un millón 855 mil ni siquiera están registradas.
A los no jubilados, la vida se les fue de faena en faena. No tienen más ayer que su edad trabajada. Son hombres con las ansias cumplidas. Desamparados al final de su vida.
al final de su vida
* Son 18 mil adultos mayores sin jubilación en Arequipa que sufren olvido y desamparo. No gozan del Sistema Integral de Salud, Seguro Social, tampoco del programa Juntos.
* Aún así están decididos a realizar una huelga de hambre para ser atendidos.
Vistaprevia/Hugo Mendoza CH.
Al frente de la Catedral en la Plaza de Armas está Alejandro Gallegos. Sobre sus hombros pesa medio siglo de angustias. Ojos tristes. Piel sin brillo. Boca de pocos dientes. Su perfil sintetiza la agonía. Al igual que él, 18 mil adultos mayores en Arequipa jamás pudieron gozar de jubilación.
Sin mirada, sin sueños, sin plato ni esperanza. Pueden llamarse Antonio, Jesús o Severino; ambulante, mecánico, comerciante o carpintero. Alguien les robó su tiempo. La vida se les fue de una consigna a otra.
Era medio día, después de organizarse más de un mes, los no jubilados salieron a las calles el pasado miércoles. Fueron más de mil los que participaron en la “marcha de la dignidad” como ellos la llamaron. Los cuerpos de algunos no resistieron después de dos horas de marcha por las diferentes arterias de la ciudad y hubo desvanecimientos.
En su plataforma de lucha contemplan, entre otras cosas, la exoneración del pago del Impuesto Predial del que sí gozan los jubilados.
EL INICIO DEL PROBLEMA
La población económicamente activa (PEA) en Perú es de 13 millones 500 mil. De ellos 9 millones de peruanos no acceden a ningún sistema pensionario, de esta cantidad 7 millones son trabajadores informales, mientras que un millón son trabajadores independientes, que cobran por recibo de honorarios y no por planillas, éstos últimos son los únicos a los que la ley obliga a pertenecer o a la Oficina de Normalización Provisional (ONP) o a alguna de las cuatro AFPs que operan en el país.
Sólo tres millones 900 mil personas están afiliadas a una AFP, y 600 mil al sistema nacional. Según el presidente de la Asociación Nacional de AFP, Pedro Flecha, la informalidad en las empresas es uno de los principales factores que causa que más de la mitad de la PEA no esté afiliada.
Los no jubilados, no reciben una pensión del Estado. El programa Juntos, el Seguro Integral de Salud no es para ellos. En pocas palabras, no gozan de ningún tipo de beneficio. Han trabajado toda su vida en diversas empresas, pero éstas nunca los incluyeron en sus planillas y les reconocieron sus beneficios sociales.
Su última batalla, antes de perder la guerra, la quieren realizar en las calles, pidiendo mejores condiciones. El presidente de esta Asociación de no Jubilados, Julián Paredes Huanca, sólo pide que el Estado no se olvide de ellos.
“Estamos humillados y postrados al olvido”, refiere. Recuerda además que en plena campaña política el actual alcalde de Paucarpata Justo Mayta “nos prometió que plantaríamos arbolitos para así tener algo de dinero, pero cada vez que vamos a su despacho no nos quiere atender”, sostiene.
Alejandro Gallegos, es viudo, tiene cinco hijos, no se ha jubilado, ha trabajado prolíficamente toda su vida en la chacra y en construcción. A sus 67 años, las cifras de crecimiento económico por las que atraviesa el país, no son para él. “Es insoportable, no trabajas, no comes, te enfermas no hay cómo ir al doctor, si no tienes plata tienes que curarte con hierbas”, manifiesta cuando se le quiebra la voz.
Así como Alejandro, los 18 mil no jubilados, pasan por la misma situación, algunos de ellos incluso no tienen un lugar dónde pasar la noche y tienen que descansar en las calles o parques.
El vicepresidente de su asociación, José Gonzáles, que se pasó toda la marcha gritando: “¡Ni un paso atrás, la lucha continúa!”, advirtió que si el gobierno no les ofrece el apoyo requerido harán una huelga de hambre.
Uno de los factores por el que las personas no han encontrado la jubilación es la situación de las empresas. En el país sólo existen 10 mil 900 medianas y grandes empresas que trabajan con toda formalidad, 25 mil son MYPE formales, 15 mil 900 informales, pero lo peor es que un millón 855 mil ni siquiera están registradas.
A los no jubilados, la vida se les fue de faena en faena. No tienen más ayer que su edad trabajada. Son hombres con las ansias cumplidas. Desamparados al final de su vida.
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